Tal cual viene sucediendo en los últimos años, agosto marca para una gran parte de la feligresía católica carlotense, un compromiso que tiene centro obligatorio en la Vecinal Central Argentino.
Allí se encuentra ubicada la Capilla puesta bajo la advocación de San Cayetano y el novenario previo, sirve para desembocar el 7 de ese octavo mes del año.
Cobra así valor este respetado apego católico y creyente, que tantos experimentan hacia el santo itálico, que no dudó en entregar toda su riqueza material, buscando con ello paliar la pobreza de la gente de su tierra.
Historia que ha superado al tiempo, y significa una lección de vida que no termina nunca, porque jamás acabaran las necesidades de los más necesitados.
La novena este año, comenzó el lunes 29 prolongándose hasta el martes 6, dando evidencia del compromiso sensible de tantos católicos, que colmaron la capilla noche tras noche.
El miércoles 7 en la celebración culminante, la Procesión marcó ese momento esperado y emocionante, de la salida de la imagen de San Cayetano de su recinto, para cumplir un breve recorrido por sectores adyacentes al templo.
Fue un trayecto breve, en el que aquellos que se sumaron, lo hicieron rezando oraciones y entonando algunos cantos, mientras transitaban las calles acompañando la imagen de este religioso napolitano, conocido como Santo de la Providencia y Patrono del Pan y el Trabajo.
Cumplida la Procesión, dentro del templo cubierto de fieles, fue celebrada la Santa y Divina liturgia de la Misa, estando la misma a cargo del Vicario Parroquial, Reverendo Angel Ciappino.
En un momento del oficio, los fieles se fueron acercando para recibir la comunión, partícipes así de esa consagración del pan y el vino, como cuerpo y sangre de Cristo.
Posterior a ello, se cumplió otro esperado acto que marca la tradición católica: la bendición de los panes.
Muchos lo llevaron, pero otros tantos lo recibieron de la parte que siempre aportan los creyentes, para que nadie quede sin una porción de ese pan bendecido, en este caso, por el Padre Angel.
Culminado todo esto dentro del templo, (inaugurado en 1986, es decir 38 años cumplidos en julio pasado), los presentes pudieron disfrutar de una taza de chocolate y un trozo de torta.
Señalemos que cantidad de estas últimas, fueron provistas por generosas personas, que así quisieron celebrar la ceremonia en honor de San Cayetano, que como siempre ocurre, se vivió intensamente en la populosa Vecinal del Central Argentino, al sur de nuestra ciudad.