Uno de sus ya clásicos Café Literarios, propuso la SADE La Carlota a sus afiliados y amigos, ya en la casi culminación del año.
Tuvo lugar en la Biblioteca Fray Miguel Medina el pasado jueves 28, con un inicio propuesto para las 19:30 hs.
La programación resultó dividida en dos fases. La primera recordativa, en donde se evocó a dos socias de la entidad, ya fallecidas.
Una de esas escritoras, era Rosa Marta Jorquera.
Justamente a ella, se la recordó, siendo Molly Bic, Martha Zárate y Lilia Vera, quienes se encargaron de leer algunos trabajos de la desaparecida escritora, a quién se memoró con afecto.
También para Rosalía López de Heredia, hubo una cariñosa recordación.
Fue Lilia María del Carmen Vera quién esbozó la figura literaria de Rosalía, mientras que Inés Scodelari, completó esa imagen de la desaparecida pero en su faz social y educativa.
La hija de Rosalía, (María Guadalupe Heredia) dio lectura a un poema de su madre y además, un texto de la nieta Rosarito, escrito a su abuela.
Ello se completó con obsequios que recibieron los presentes hijos de Rosalía (Guadalupe y Emanuel) de parte de integrantes de la SADE carlotense.
Se aprovechó ese momento, para obsequiar también a Natalia Beatríz Bellón, como agradecimiento por su presencia en el Café Literario.
Dijo unas palabras la Intendenta Municipal. Se emocionó al recordar que Rosalía López fue una querida profesora, en su trayectoria estudiantil.
Con esto terminó la primera parte de la reunión literaria.
Lo restante fue, la presentación de un nuevo libro de Mari Betti Pereyra.
María Elena Singh fue encargada de leer una breve cronología del amplio itinerario literario de la autora.
A ello siguieron temas del libro y de la personalidad de Mari Betti.
Lo expresaron las escritoras María Elisa Bernasconi (autora del prólogo del libro) y Elvis Gilardi de Bruno, llegadas desde Río Cuarto y Brinkmann respectivamente.
Luego hubo volúmenes de “Ecos del Latido” (tal el título del libro presentado) que recibieron Natalia Bellón y Ana Chicco (ésta última con destino a la Biblioteca, donde se desempeña).
Todo culminó de manera muy cordial, con el obsequio que el grupo de escritoras le hizo a Mari Betti Pereyra, como recuerdo de este nuevo alumbramiento de su demostrada capacidad poética.