En el mediodía del pasado lunes, el estridente sonido de la sirena marcó el inicio de una múltiple actividad que no por conocida, deja de tener grado de inquietud y en especial, de interrogante.
Es que cuando se convoca a Bomberos, no se sabe a ciencia cierta, las características que pueden llegar a tener esas llamadas urgentes, que además suma a Policías, Cardiomed, la Guardia local y a los Inspectores de Tránsito.
En el caso de lo sucedido ese día 21, otro vuelco de un camión, estaba reclamando atención y ayuda.
Exactamente en la Rotonda del Marchero (al Este de la avenida de Circunvalación) se mostraba a un acoplado cargado de maní, que viniendo de Sur a Norte, había volcado parte de su carga, quedando con las ruedas al aire, mirando hacia la ciudad.
Con rapidez se organizó el desplazamiento de vehículos en ambas manos, que solo generó una pequeña demora, al permitir pasar a menor velocidad.
Con ayuda de la pala mecánica (en uno de los tractores de la Municipalidad) el retirar el maní derramado y también sacar el que en parte, todavía tenía el acoplado, se hizo con mayor velocidad.
Cumplido todo ello, se puso al acoplado en posición normal y así la tarea de Bomberos Voluntarios quedó concluida.
Ya en ese aspecto, Cardiomed había controlado al chofer del camión, solo shockeado por lo sucedido, pero sin ningún tipo de golpe o herida, puesto que el chasis no había volcado.
Solo quedó como anécdota, que éste resultó el sexto vuelco de un camión en el transcurso de un mes. Cosa que es infrecuente y genera el interrogante, acerca de qué puede ser lo que ocasiona estos accidentes.